Ciudad de Oaxaca
Por: Travel by México
Ciudad de Oaxaca
Por: Travel by México
Cuna de cultura multicolor cuyo encanto fascina siempre; ciudad cuyas raíces entremezclan el espíritu indígena y la magna obra constructora de los colonizadores españoles; centro de actividad febril que da la bienvenida a los visitantes con singular alegría; ciudad de belleza incomparable y suave armonía gracias a su peculiar arquitectura: la inolvidable Ciudad de Oaxaca.
En tiempos de la colonia el rey de España, Carlos V, elevó al rango de ciudad al lugar conocido como Huayacac, palabra nahuatl cuyas raíces “huaxin”, que significa guaje, y yacatl, cima, punta o principio, la definen como punta de los guajes. Y porqué no, su nombre mismo la definiría como el principio de un prominente futuro en la edificación de la entonces naciente cultura mexicana.
Sería en 1532 cuando Huayacac, hoy Oaxaca, vería la luz como uno de los centros urbanos más importantes del país. Esta capital del estado que lleva su nombre enriqueció al paso de los siglos su apariencia, atesorando en la actualidad cual joyas eternas las magnificas construcciones que en ella se yerguen majestuosas. Por si fuera poco el clima es ideal, acercándose por mucho a lo que podríamos definir como "siempre primaveral".
Una de las primeras construcciones civiles que se realizaron en Oaxaca fue el Acueducto de la Cascada, que en aquellos tiempos de fusión mestiza suministraba el agua a toda la ciudad. Se suceden uno a otro los lugares en donde la dureza de la piedra adquiere vida gracias a la estética de sus trazos y formas: el Zócalo de la ciudad, la Alameda de León, la Escuela de Leyes, el Palacio de Gobierno.
¡Y cuántos museos valiosos e iglesias! Destacan el Museo Regional de Antropología e Historia, el cual alberga piezas de orígen mixteco y zapoteco, culturas cuya inspiración invaluable dio forma a tan próspera región en un pasado lejano; el Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo, integrado por una vasta colección de objetos procedentes no sólo de Oaxaca sino de todo el país, en un intento por abrazar lo más posible el pasado remoto de otrora poderosa y mística tierra; el Museo de Arte Contemporáneo y tantos más.
Las tres iglesias más interesantes son la Catedral, la Soledad y Santo Domingo: baluartes de la nueva fe levantada sobre la cosmogonía indígena perdida en la memoria.
A 8 kilómetros de Oaxaca se encuentra la zona arqueológica de Monte Albán, ciudad prehispánica que fungió antiguamente como capital de los zapotecos y que en su momento albergó hasta 35 000 habitantes. Dicha ciudad, que floreció entre los años 500 a.C. al 800 d.C., es reconocida por su bella arquitectura, las piedras grabadas y las urnas de cerámica gris representando sacerdotes ricamente ataviados. Muchas de aquellas cerámicas, que describen la cosmogonía zapoteca y su particular ideología sobre la vida y la muerte, fueron encontradas en más de un centenar de tumbas en las inmediaciones del lugar.
Para 1987 Monte Albán fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
¡Pero Oaxaca también es famosa por sus fiestas! La Guelaguetza de los Lunes del Cerro es la ofrenda a la Ciudad de Oaxaca que hacen grupos representativos de las siete regiones tradicionales del estado: los Valles Centrales, la Sierra Juárez, la Cañada, Tuxtepec, la Mixteca, la Costa y el Istmo de Tehuantepec. Cada delegación presenta una muestra de su patrimonio cultural a través de bailes ejecutados al son de la música y el canto, vistiendo indumentaria de gala de sus respectivos pueblos.
Al parecer estas fiestas se remontan a la época de la colonia, relacionándose estrechamente con la llamada fiesta de Corpus del templo del Carmen Alto, edificio que los carmelitas construyeron en las faldas de un cerro al que los zapotecas habían llamado de la Bella Vista. Dicha fiesta se celebraba el lunes siguiente al 16 de julio y se repetía ocho días después en la llamada "octava", y pronto los indígenas de los pueblos que circundaban la ciudad se adhirieron al mismo con entusiasmo, particularmente los de Guaxaca, que era la capital del Marquesado del Valle concedido a Hernán Cortés por el rey de España y el de Xochimilco, fundado en 1521 por órdenes del propio Cortés al norte de dicha ciudad.
Guelaguetza es una palabra zapoteca que denota el acto de participar cooperando, y ese es precisamente el espíritu que distingue a la ciudad de Oaxaca como uno de los puntos turísticos más importantes del país: un espíritu de reciprocidad en donde pasado y presente se conjugan con una magia sin igual, palpable a través de sus calles, patios y jardínes, mediante el colorido de sus artesanías o la extensa variedad de comída típica, poseedora de recetas únicas y sabores exquisitos.
Y gracias a la armonía de su arquitectura, a su cultura y tradiciones, esta ciudad luce ante el mundo con el brillo de un tesoro inagotable: Oaxaca, hoy por hoy conservada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.