Oaxaca se distingue en la República Mexicana por preservar muchas de las tradiciones prehispánicas. Fiestas, ritos, danzas, pero sobre todo el arte, hace que nuestras raíces se reflejen en la tan invadida cultura contemporánea. En este hermoso estado existen seis mil pueblos mestizos e indígenas y dieciséis etnias que albergan a más de quinientos mil artesanos, apoyados en su talento artístico e imaginación, respetando los medios y técnicas tradicionales.

La alfarería se ha convertido desde hace mucho tiempo en una de las actividades de mayor importancia, cumpliendo un doble fin: fabricar objetos útiles cotidianos ó simplemente decorativos. En este segundo destaca el mundialmente famoso y cotizado Barro Negro.

Originario de la comunidad San Bartolo Coyotepec, ubicada a 8 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, pasando el aeropuerto, el Barro Negro se distingue por su acabado negro metalizado. Se atribuye la creación de este a Doña Rosa Real de Nieto, quien accidentalmente descubrió que la cerámica se podía pulir con piedras de cuarzo, dando como resultado una textura lisa y brillante. Por esto, Doña Rosa se hizo acreedora del reconocimiento de artistas y coleccionistas mexicanos y extranjeros, haciendo de su taller el más importante de Coyotepec. Ella muere en 1980, dejando a sus hijos el misterioso secreto de la fabricación, misterio que dicen, seguirá pasando de generación en generación sin revelarlo a ningún extraño para evitar que otras comunidades lo apliquen y con esto crear alguna clase de competencia.

La Alfarería Doña Rosa sigue abierta al público para fabricación, exhibición y venta de barro negro, de 8:30 a.m. hasta las 7 p.m., en la calle Benito Juárez 24 de San Bartolo Coyotepec, a sólo veinte minutos de la ciudad de Oaxaca sobre la carretera a Puerto Escondido. Ahora está a cargo de Valente Nieto Real, hijo de la gran alfarera, quien cuenta que su madre fue una señora de origen indígena que nació en 1900 y que, gracias a su talento, se ganó la simpatía de algunos presidentes de la Nación.

En el taller continúan moldeando las piezas sobre el tradicional torno sin rueda, método de herencia prehispánica que consiste de dos platos cóncavos de barro, uno hacia abajo soportando el otro. El proceso de elaboración dura de 20 a 30 días, que va desde el moldeado al decorado, y luego al secado lento en cuartos cerrados. Vasijas, floreros y cántaros labrados con grecas clásicas de las ruinas de Monte Albán, virgencitas, santos y esculturas diversas son las de mayor producción, aunque también se elaboran algunas piezas especiales para almacenar mezcal: la bebida típica del Estado de Oaxaca. También se hacen ceniceros, silbatos y figurillas de muy accesible precio y, sobre todo, de muy buena calidad y acabado.

Gran muestra del barro negro se encuentra en el Museo Estatal de Arte popular de Oaxaca, que se ha dado a la tarea de rescatar el arte local y dignificarlo en un recinto digno, bello y sobrio, con una museografía minimalista para resaltar la hermosura y el brillo de este singular material, al que se le dedica toda una sala de exhibición permanente.

El costo a la entrada del museo es de veinte pesos y si cuenta con credencial de estudiante o maestro el acceso es gratuito. Conocer El Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca es penetrar al mundo mágico de la creación más íntima de nuestra identidad. Cuando uno recorre sus bellísimas salas entiende porqué Oaxaca es la reserva espiritual de México.

Comprando barro negro, visitando los talleres y el Museo de Coyotepec, contribuimos a la conservación de nuestra cultura. Si vas a Oaxaca, ¡no lo olvides!