El Equinoccio de primavera es un fenómeno astronómico, en el cual,  la tierra es iluminada por el sol de igual forma en el hemisferio norte y en el sur. Alrededor del 21 de marzo, cuando el sol se mueve hacia el norte sobre la línea del ecuador, la zona arqueológica de Chichén Itzá es iluminada con toda su grandeza.

Miles de personas de todo el mundo llegan a la explanada que rodea la Pirámide de Kukulkan (también conocida como el Castillo de Kukulcán) en la zona arqueológica de Chichén Itzá, una edificación de 24 metros de altura y 55.5 metros de ancho. De pronto, un fenómeno de luz simula una serpiente de triángulos y se proyecta una majestuosa alfarda en dirección noroeste del Castillo.

La serpiente emplumada va avanzando hacia abajo, hasta la cabeza de la serpiente en la parte inferior de la alfarda. La duración del ocaso se observa aproximadamente durante 3 horas antes del ocaso y los triángulos se observan durante 10 minutos.

Diego de Landa escribiría en 1566 que en postrer día, bajaba Kukulkán del cielo y recibía los servicios, vigilias y ofrendas de sus servidores. Era así que durante cuatro días los mayas realizaban una serie de preparaciones donde se colocaban diversas ofrendas al Dios Kukulkán: Dios creador del Universo y de la civilización más poderosa de Mesoamérica: la Maya.

Los misterios que rodean este fenómeno dejan muchas interrogantes abiertas a estudiosos y expertos en el tema ¿Cómo entender la sabiduría y armonía arquitectónica de una civilización que vivía entre chozas elaboradas con troncos, árbol, palma y barro? ¿Qué fuerza espiritual empujaba el caminar entre sus palacios que percibe hasta nuestros días el origen fecundante de la Serpiente Emplumada?

Testigos de estos enigmas, nos acercamos con respeto y admiración a la próxima fecha equinoccial, donde bien vale la pena vivir esta experiencia y admirar un legado que ofrece México al mundo.