Ciudad de Puebla
Por: Travel by México
Ciudad de Puebla
Por: Travel by México
La ciudad de Puebla es una de las joyas históricas más notables de México: estandarte de patriotismo gracias al arrojo de quienes combatieron a los invasores franceses en la famosa batalla de 1862. Sin embargo los vaivenes de tan rico pasado se remontan a una época mucho más lejana, antes incluso que en los tiempos de esplendor de Cholula en las cercanías de la actual ciudad de Puebla.
A la llegada de los conquistadores españoles Cholula no sólo destacaba como centro comercial, sino como sede del culto al mítico Quetzalcoatl, inspirador de leyendas en las que el hombre y el dios se encarnan al unísono en una misma perspectiva fantástica. La pirámide de Cholula es, aunque Usted no lo crea, la más grande del mundo. Con sus 450 metros por lado, aquella mole de roca edificada por varias pirámides superpuestas, dedicada al dios de la lluvia Chiconahui Quiáhuitl, se ostenta con magnifiscencia como triunfo de una fe perdida y, al mismo tiempo, como un logro arquitectónico de enormes proporciones. Un recorrido por sus ruinas y callejas permitirá observar los murales que se conservan, en los que son representadas múltiples narraciones o se despliegan motivos simbólicos como testimonio único de quienes antiguamente dieron vida a dicho centro ceremonial.
Y siendo Puebla una ciudad con tal magnetismo, no tardaría en convertirse al paso de los siglos en uno de los centros urbanos de mayor alfuencia, teniendo como base una rica herencia arquitectónica, alimentada por una profunda sucesión de tradiciones y manifestaciones culturales de maravillosas formas y colores.
Frente al zócalo vemos proyectadas con severo estilo herreriano las torres de la mejestuosa Catedral, ambas con de 73.93 metros de altura y consideradas las más altas de todo el país. Francisco Becerra y Juan de Cigorondo habrían de proyectar en 1575 la edificación de dicho templo, pero tomaría su forma actual tras un proyecto de readaptación emprendido en 1640 con la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza a dicha ciudad. Un recorrido para los turistas, quienes admiran sus colosales bóvedas y brillantes decorados, dura aproximadamente 30 minutos. ¡Pero la Catedral sólo es el principio de tan extraordinario viaje!
Existen muchos otros templos que por si mismos representan una proeza artística, cargados de elementos refinados y entre cuyas paredes podemos imaginar la suave pero visible conexión entre el pasado y presente de tan noble ciudad. Encontramos la majestuosa Iglesia de Santo Domingo y la Capilla del Rosario, cuya construcción data de la segunda mitad del siglo XVII y que constiyuye uno de los mayores logros del arte barroco novohispano. Su capilla está recubierta con estuco forrado con lámina de oro de 22 kilates, calificada sin lugar a dudas como una maravilla del mundo que vivirá en la mente de muchas generaciones futuras. O que decir de la Iglesia de San Francisco ubicada en el barrio El Alto, la zona más antigua de la ciudad de Puebla, o la Iglesia de San Francisco Acatepec sobre la carretera federal Cholula-Tonantzintla, templo considerado como una auténtica obra maestra del barroco mexicano, con su fachada cubierta magistralmente por piezas de cerámica, principalmente lozas de talavera, elaboradas por la mano experta de alfareros poblanos en el siglo XVII.
Recorrer Puebla nos llevaría hasta el acceso de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, precedido por un espléndido arco sobreviviente de los que custodiaron por siglos las entradas a la Angelópolis. En la cara sur del arco se observa el escudo de la ciudad y en el remate el arcángel San Miguel, patrono de la misma. En el cerro fueron contruídas antiguamente un conjunto de ermitas que se convirtieron más tarde en capillas. Hacia fines del siglo XVII la ermita de Loreto se reconstruyó según la tradición de la Casa de Loreto: los muros exteriores circundaron la capilla interior, compartiendo con ella la techumbre y la única puerta, de manera que el edificio exterior rodea el interior como un corredor cerrado.
En la Antigua plazuela de San Roque, construída en 1801, se encuentra el Mercado de artesanías El Parián, lugar en donde los turistas se deleitan consiguiendo objetos elaborados con talavera, ónix, vidrio, barro; saboreando dulces típicos o comprando prendas y textiles de maravillosos colores y bordados. El Callejón de los Sapos, una explanada rodeada por casas típicas virreinales, funge como punto de encuentro para cientos de paseantes. Existen en él bazares de antigüedades, bares y restaurantes, o el espíritu del mariachi y los tríos de boleros que esperan en su plazuela para ser contratados y deleitar el oído de quienes celebran el amor a la vida.
El famoso Museo Amparo está dedicado a la memoria de la señora Amparo Rugarcía de Espinosa Iglesias, esposa de un prominente empresario poblano fundador y patrocinador del recinto. Es notable por su museografía, que se basa en la adaptación de espacios coloniales para la exhibición de piezas arqueológicas y artísticas. Contiene invaluables piezas cuyo orígen abarca desde la época prehispánica hasta la contemporánea, haciéndolo destacar como uno de los museos más importantes de América Latina.
¿Y acaso ha escuchado de la famosa gastronomía poblana? En Puebla tendrá la magnífica oportunidad de paladear sabores sumamente especiales, diferentes o simplemente exquisitos, con el sazón de una tradición culinaria celosamente guardada y que nació de dos culturas entremezcladas, la española y la indígena. Y por si fuera poco, a ésta tradición de sabores llegaron influencias orientales y francesas, lo que la convirtieron en una de las cocinas de mayor variedad y reconocimiento a nivel mundial.