La construcción original del Templo del Inmaculado Corazón de María, obra de los Hermanos Jesuitas, comenzó hacia el año 1731. En 1767, la orden fue expulsada de México.
Este templo se caracteriza por sus extraordinarios vitrales fabricados en Barcelona, los cuales muestran diversas representaciones de la Virgen María.
En 1896, los misioneros Hijos de María Inmaculada, ocuparon el edificio y solicitaron, desde entonces, permiso para demoler el templo y construir uno nuevo, según los patrones del nuevo estilo neogótico catalán.