Las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, Patrimonio de la UNESCO

La Sierra de San Francisco, localizada en Baja California Sur, México, alberga a una de las más extraordinarias manifestaciones de pintura rupestre del mundo.

Situada en la reserva de El Vizcaíno (Baja California), la Sierra de San Francisco fue entre el siglo I a.C. y el siglo XIV d.C. el lugar de asentamiento de un pueblo, hoy desaparecido, que dejo como legado al mundo uno de los conjuntos más notables de pinturas rupestres existentes.

Ubicada al sur de la línea fronteriza que separa Baja California y Baja California Sur, al noreste de la carretera federal No. 1. Está situada entre Guerrero Negro y San Ignacio, se encuentra dentro del municipio de Mulegé y forma parte de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno.

Pinturas rupestres consideradas Patrimonio de la Humanidad

El área declarada Patrimonio Cultural de la UNESCO en 1993 comprende en total un polígono de 206 800 has, de los cuales la Sierra de San Francisco abarca 183,946 has.

En esta área se han localizado más de 300 sitios arqueológicos considerados de gran importancia por los cientos de figuras humanas y fauna terrestre y marina diseñadas en rojo, negro, blanco y amarillo, que sobresalen por su calidad, dimensiones, variedad y originalidad, además de su policromía.

La zona de los grandes murales, que abarca 12 mil km2 de la región central de la península, tiene su epicentro en la Sierra de San Francisco.

Está integrada por las cuevas: La Pintada, Las Flechas, Los Músicos, Cuesta Palmerito, La Soledad, Boca San Julio y El Ratón.

En varias galerías, especialistas del INAH han realizado estudios y hallazgos que permiten suponer que algunas de las cuevas y parte de la región se encontraban habitadas por grupos humanos desde hace unos 10 mil años, es probable que hayan sido los antepasados de los cochimíes, pueblo amerindio que ocupó la región hasta su extinción en el siglo XIX como consecuencia de la conquista española.

Acceso: es necesario reservar y acampar en la zona

Conocida como Desierto Central, la Sierra de San Francisco es una cordillera volcánica irregular, la más norteña de las otras cadenas montañosas que corren al este y a lo largo de Baja California Sur.

Para poder visitar los sitios rupestres más relevantes de esta región aislada, es necesario rentar bestias de monta y carga para el traslado de las personas, el equipo y los alimentos; en la sierra sólo existen “caminos de herradura”. El recorrido se realiza generalmente a lomo de mula, la caminata es reservada a las personas que tengan una muy buena condición física. Es necesario acampar.

Existe un Sistema de Reservaciones para la planificación de las expediciones y el control del acceso a los cañones. Las reservaciones se realizan con la Dra. María de la Luz Gutiérrez Martínez, responsable de la Zona Arqueológica SSF, Centro INAH-BCS. Tel. (612) 12 27389 y (612) 12 30399; sierrasanfrancisco@hotmail.com

Una vez realizada su reservación, la siguiente parada será en el pueblo de San Ignacio, BCS, el pueblo más cercano a la sierra (a 80 km), allá Usted encontrará un módulo de Información desde el cual se canalizan a los visitantes en distintos niveles de visita.

Cuenta con sanitarios y una Sala de Exposición fotográfica donde se muestra una panorámica de la arqueología de la Sierra de San Francisco y la reproducción de un sector de Cueva Pintada, uno de los sitios más emblemáticos.

Horario: 8 a 17 hrs. Costo de acceso: 65 pesos.

¿Cómo llegar?

“Es necesario llegar a San Francisco de la Sierra por la terracería que inicia en el tramo de la carretera transpeninsular (federal número 1) que une a la población de San Ignacio con la de Vizcaíno (aproximadamente a 46.7 kilómetros de la desviación, que conduce a San Ignacio). Hay que trasladarse al Cañón de Santa Teresa y pasar la noche en el paraje autorizado por el INAH para acampar (El Cacarizo); para esto, desde la ranchería de San Francisco de la Sierra se debe iniciar un recorrido en burro o a pie por aproximadamente cinco horas.”

“En los poblados de donde parten las expediciones se asigna a los guías-arrieros encargados de “guiarlas”, así como a los custodios del INAH que fungirán como supervisores y apoyo en Visitas de Nivel III, de mayor grado de dificultad.” (Fuente INAH)

Clima

Durante el invierno (noviembre a marzo) es indispensable llevar ropa muy abrigadora y durante el verano (junio a septiembre) el calor llega a ser de hasta 37°C, por lo que se recomienda llevar ropa muy ligera, artículos para protegerse del sol y mucha agua (sombreros, paliacates, protector solar). En los meses restante (abril, mayo y octubre) el clima es templado.
El temporal de lluvias comprende los meses de julio a noviembre.