¿Que es lo primero que haría cualquier persona al ver venir un toro de quinientos kilos a toda velocidad? ¡Echar a correr, desde luego! Pero en el toreo lo obligado es hacer todo lo contrario: quedarse quieto, aguantar y guiar la embestida con el capote o la muleta. Por eso, porque el toreo es un ejercicio que va contra la intuición natural del hombre, es tan difícil de comprender.
Desde siempre y una vez que se convirtió en el protagonista de las corridas, el toro ha sido un motivo recurrente en la pintura, la escultura, el teatro, la literatura, la música, la poesía y el cine. La importancia taurina de Saltillo se debe a que desde mediados del siglo XVII y hasta finales del XIX, se celebraba una importante feria en la ciudad, que servía también de diversión para la población, eran muy comunes las corridas de toros, celebrándose a veces más de una corrida diaria de ocho o más toros hasta el término de la feria que duraba por lo menos treinta días.
El Museo de la Cultura Taurina investiga y difunde la tauromaquia, como una práctica de origen ancestral, que en México adoptó otros matices. Uno de los salones da fe del interés que diversas culturas han mostrado por el toro: citas y refranes, nombres de películas, obras escultóricas, pinturas, compositores musicales... todo enfocado al tema taurino.
En otra sala se expone la evolución del toreo a través de los siglos y cómo se fueron creando los distintos estilos de interpretación que obedecen a los aspectos ideosincráticos y culturales de cada región. Al final del recinto "la Fiesta Brava" en Saltillo, aspectos de una plaza de toros y el personal que la conforma, la Ceremonia de Vestirse de Luces, cornadas y otros temas mezclados con el homenaje que corresponde a su principal exponente: Fermín Espinosa Saucedo "Armillita Chico", entre otros. Abierto de Martes a Domingo de 10:00 a 18:00 hrs. Entrada libre.