Ciudad de Huatulco
Por: Travel by México
Ciudad de Huatulco
Por: Travel by México
Fueron los mexicas en su andar, aquella cultura eslabonada a tantos pueblos indígenas que tuvieron su paso por tierras mexicanas, quienes percibieron al calor del sol la magnífica naturaleza de un lugar cuyos elementos se combinan con sutileza y serenidad sin par: playas encantadoras de arena tan blanca como fina, acariciadas con gentileza por el azul intenso del mar abierto que, en cada uno de sus abrazos, expone la rítmica melodía que infunde los más vivos sentimientos de paz para quien se baña en sus aguas eternas. Es Cuahtolco, el "lugar donde se adora el madero”, que hoy se distingue como uno de los destinos turísticos más buscados por los vacacionistas.
Las Bahías de Huatulco, como las conocemos hoy en día, desarrollan una infraestructura hotelera creciente, al tiempo que la naturaleza hierve en los alrededores ignorando la presencia del hombre moderno. Las tortugas desovan, las aves exóticas cantan al cielo mientras el color de la vegetación toma vida en forma de ceibas y orquídeas; ruge en la lejanía el jaguar, símbolo ancestral de las culturas mesoamericanas; los venados corren en la espezura de la maleza y año con año se suman aquellos que sucumben al encanto de Huatulco, situado al margen del vasto Océano Pacífico en el estado de Oaxaca.
La condición de puerto comercial que tuvo en los tiempos de la Nueva España, hizo de Huatulco objetivo de ambiciones debido a los grandes beneficios que otorgaba a la corona española.
Sus playas fueron testigo de disputas e incursiones pirata, como la de aquellos personajes animados por el pillaje y la aventura en el siglo XVI: Francis Drake en 1578, o Thomas Cavendish, quien no sólo arrebataba todo lo que a su paso encontraba, sino que también cayó admirado por la increíble belleza de aquel lugar en el que ancló en más de una ocasión.
Tuvo lugar en una de las playas de Huatulco uno de los episodios más amargos de la historia nacional: la traición y entrega de aquel que brillara como consumador de la Independencia de México, don Vicente Guerrero. Conocemos esa playa como La Entrega, misma que se localiza en la Bahía de Santa Cruz.
Pero en una u otra circunstancia, al paso de las épocas Huatulco ha permanecido como lugar cuyo magnetismo ha servido para atraer millares de viajeros ansiosos por abandonarse en su ambiente paradisiaco.
Para el año de 1969 el gobierno de México decidió impulsar la industria turística, en especial los lugares donde existieran playas, por lo que emprendieron una exploración por todo el territorio nacional. Sobrevolando el Océano Pacífico, los observadores pudieron distinguir fascinantes bahías cuyas características resultaban por demás óptimas para incluir dicho lugar dentro del proyecto gubernamental. Es en 1983 cuando tomarían forma las Bahías de Huatulco, una vez que se concluyeran las carreteras Puerto Escondido-Salina Cruz y la de Oaxaca-Pochutla, siendo hasta nuestros días uno de los destinos cuyo crecimiento y atractivos suman inversiones y visitantes año con año. Y cómo no sucumbir al encanto de tan increíbles parajes: 36 playas en nueve bahías, formando el marco ideal para evocar en el visitante los más genuinos sentimientos de paz y armonía.
También en Huatulco, entre sus montañas, se extienden cultivos de café en donde los visitantes emprenden paseos enriquecedores. En el recorrido de las fincas cafetaleras conocerá el arte de la gente que apasionadamente dedica su vida a la producción de aquella planta tan especial, además de ser invitado al final de la jornada a sentarse ante una mesa generosamente servida, en donde saciará su apetito con magníficos platillos recién preparados. Aguardan a los turistas y curiosos artesanías de peculiar sentido artístico en el acogedor pueblito de La Crucecita, en donde tampoco falta el sazón de la buena cocina oaxaqueña. Y en un atardecer intenso, con el sol abrazando un hermoso cielo con rayos de color naranja y rosa, los visitantes presencian la caída de una noche cuya frescura envuelve los sentidos, mientras saborean una taza humeante del famoso café pluma en el kiosco de Santa Cruz. Hoteles, restaurantes, centros nocturnos, discotecas, campos de golf y tantos atractivos que se abren con un sentido de servicio inigualable para cada turista. Es Huatulco y sus bahías, como joyas de innegable belleza cuyo encanto seguirá maravillando al mundo entero hasta el fin de los tiempos, y que lo harán a Usted regresar en más de una ocasión.