La Charrería: mucho más que un hombre con sombrero a caballo

“Hombres a caballo, hombres de lucha y tradición conjugan esfuerzos y sustentan con valores una de las actividades más representativas del ser mexicano, la charrería. La charrería emana del campo, de fuerza y pugna, de arte y valentía; es la esencia propia del mestizaje, es el sentir de todo un pueblo.” La Asociación de Charros la describe así, pero nosotros podemos decir que hay pocas cosas que se asocian tanto con la “mexicanidad” como ver a un charro en su caballo, con pistola y gran sombrero. Esas imágenes que tan famosas se hicieron durante la llamada Época de Oro del Cine Mexicano, en donde el mariachi no andaba nunca lejos y la bravura de los hombres se expresaba a balazos y bravuconería. En cuanto a las damiselas, las Escaramuzas son la fiel imagen de la Adelita, de esa mujer revolucionaria, luchona y brava que sigue fiel y ruidosa a su hombre.

Lo que es incuestionable es que esta actividad tiene su origen en las actividades propias del campo, de la ganadería. Fue hasta la segunda década del siglo XX (después de la Revolución) que el montar a caballo con reatas (sogas) se fue convirtiendo en un deporte. En 1932 la Charrería se convirtió oficialmente en el “Deporte nacional”. Actualmente es practicado en todo el territorio nacional en los llamados “Lienzos Charros” y se realizan concursos y torneos a lo largo del año.

La indumentaria del Charro (también la de mujer) de verdad se parece un poco al que conocemos a través de los Mariachis por todo el mundo: pantalón, saco, chaparreras, sombrero de ala ancha, camisa, moño al cuello, fajo de piel, botines, espuelas y revólver; y por supuesto, que hay de distintas clases, desde el traje de faena hasta el de gran gala.

La “Charreada” es el espectáculo que incluye varias etapas: la cala del caballo, los piales, el coleadero, la monta de toros, floreo y suerte con reata.

Las suertes más sobresalientes son:

El paso de la muerte. El charro tiene que cambiar de un caballo montado a pelo y a todo galope a una yegua, lo que requiere de gran equilibrio y precisión.

Las Manganas a pie y a caballo. Aquí el debe de lazar con su reata las patas delanteras de una yegua o un caballo salvaje ya sea desde su caballo o a pie, mientras juega con la soga haciendo giros, lo que es conocido como “Floreo”.

La Escaramuza Charra. La protagonista es la mujer que en grupos de ocho y al ritmo de música realiza diversos ejercicios ecuestres a galope, montada de lado.

Coleadero. Consiste en que el charro jala a un toro para derribarlo desde la montura de su caballo.
Otras suertes son: Piales, Terna, Jineteo de yeguas, Jineteo de toros, Terna y Manganas.

Esta tradición cada vez está más arraigada en tierras jaliscienses (y en todo México) y familias enteras se dedican a ella.