Tips para prolongar el estado de bienestar después de las vacaciones

Se acerca la fecha de esas vacaciones tan deseadas que los tiene tan esperanzados. Ya por fin van a tener unos fabulosos días de descanso en un bello rincón de México. Durante estos días, planean relajarse, comer equilibradamente, hacer ejercicio, tomar un masaje, olvidarse por un rato del estrés laboral y tal vez hasta de algunas de sus preocupaciones personales.

Hasta aquí, el cuadro pinta más que perfecto pero surge una pregunta: ¿Por qué esperar el período vacacional para dormir mejor y empezar a cambiar algunas de las malacostumbres que adquirimos sin darnos cuenta, atrapados en el torbellino de la vida activa, y que afectan nuestra vida cotidiana?

Recuperar buenas costumbres alimenticios y de sueño está entre nuestras manos, así que a  continuación, les compartimos algunos consejos para que prolonguen el estado de bienestar que conseguirán durante estos días.

El ritmo fugaz que llevamos cada día y la falta de tiempo son motivos muy recurrentes para no hacer ejercicio o comer equilibrado. Estas malacostumbres pueden ocasionar alteraciones del sueño (insomnio, apnea de sueño, narcolepsia, etc.) las cuales a su vez pueden afectar negativamente nuestra productividad laboral y vida personal.

Y, si tomamos en cuenta que un tercio de nuestra vida transcurre en la cama, resulta entonces que la calidad de la cama donde dormimos también es muy importante.

Dormir a gusto y lo suficiente

Dormir poco o demasiado activa factores metabólicos y endocrinos perjudiciales para la salud.

Horas de sueño necesarias según la edad: 

Adolescentes (14-17): 10 horas.
Adultos más jóvenes (18 a 25): entre 7 y 9 horas. .
Adultos (26-64): Entre 7 y 9 horas.
Adultos mayores de 65 años: entre 7 y 8 horas.

Según estimaciones de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México existen alrededor de 80 trastornos de sueño; 34 millones de mexicanos sufren alteraciones del sueño y 10% de ellos ronca de forma crónica.

Las razones son múltiples. Una de ellas es el estado que guarda el colchón, la almohada y, desde luego, el ambiente de la habitación.

Asimismo, expertos afirman que es esencial para regular el sistema hormonal que la habitación esté a oscuras, sin luces abiertas, ni ventanas por donde entre la luz de las farolas, y que no deberíamos de utilizar la cama para comer, mirar la televisión, trabajar en la computadora o hacer la tarea escolar.

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– Una recámara ordenada, limpia, y bien ventilada favorecerá la calidad de nuestro sueño. Y, ¿por qué no darle un realce o un toque original a nuestra recámara con una chimenea en casa?

No escatimen en la compra de un buen colchón, una buena base y una buena almohada.
– La base debe ser firme y uniforme.
– La almohada debe adaptarse al volumen de nuestra cabeza, la longitud del cuello y la anchura de los hombros.
– El relleno del colchón no debe ser ni demasiado blando ni excesivamente duro.
Su grosor ideal debe ser de 15 centímetros como mínimo; su largo, 10 centímetros más que la altura de quien dormirá en él y su anchura mínima recomendada, 80 centímetros para una cama individual y 135 centímetros para una doble.

Bien sabemos que la limpieza de un colchón es difícil, así que la mejor opción es protegerlo de la suciedad y de los *ácaros con una funda transpirable 100% algodón, hipoalergénica y antiácaros.

*Principales responsables de las alergias al polvo, los ácaros del polvo son insectos que se desarrollan en los colchones, los muebles, las alfombras y otras telas. Su presencia se relaciona con el deterioro de la salud respiratoria, el desencadenamiento de ataques de asma y otros ataques vinculados con las alergias.

Buenos costumbres alimenticios

La alimentación saludable cumple con necesidades nutricionales que necesita nuestro cuerpo, para mantener una buena salud. Comer sano te protege de sufrir enfermedades como obesidad, azúcar en la sangre y presión alta.

Los alimentos se clasifican en tres grandes grupos en el “Plato del Bien Comer” (guía de alimentación para México) según sus características y por los nutrimentos que nos aportan.
Para una alimentación correcta, se recomienda ingerir cantidades apropiadas de estos alimentos, pero sin excesos.

Grupo 1: Verduras y frutas: espinacas, flor de calabaza, jitomate, nopales, quelites, tomate, zanahoria, acelgas, betabel, brócoli, calabaza, chayote, chile poblano, coliflor, elote, etc.
Grupo 2: Cereales: maíz, trigo, avena, amaranto, arroz, cebada, tubérculos ( papa, camote, yuca)
Grupo 3: Leguminosas y alimentos de origen animal: frijol, garbanzo, haba, lenteja, soya, huevo, pescado, pollo, pavo, carne de res, puerco, leche, queso, yogurt, etc.

Hacer ejercicio

El ejercicio físico mejora la función mental, la autonomía, la memoria, la rapidez, la sensación de bienestar, y claro está la “imagen corporal”. Al practicarlo, mejoramos nuestra  salud física, mental y psicológica.

Hacer ejercicio de forma regular es bueno. Si no disponemos de mucho tiempo, dedicar 20 minutos diarios a hacer ejercicio es mejor que nada. Al fortalecer los músculos y huesos, nos ayuda a frenar y revertir el deterioro físico asociado a la edad.

Es importante practicar ejercicio evitando las horas centrales del día, y no hacer ejercicio antes de acostarse (excepto los ejercicios de relajamiento); mantenernos hidratados para compensar la pérdida de líquido causada por el sudor y no excedernos con la dieta, controlando la ingesta de sal, grasas y azúcares.
De lo contrario, nuestro corazón puede sufrir descompensaciones, y especialmente el de aquellos que ya padecen alguna enfermedad cardiovascular.

Así que, ¡disfruten de sus vacaciones al máximo! y recuerden siempre buscar el camino medio en  todo para no caer en el extremo opuesto porque cuidarse de más durmiendo, comiendo, bebiendo agua o haciendo ejercicio en exceso, también es contraproducente para nuestra salud emocional y física.