Especialistas del INAH hallan documentos en esculturas religiosas

Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron documentos de dos siglos de antigüedad durante los trabajos de restauración que realizaban en esculturas religiosas de madera de Jesús Crucificado y de San Francisco, ambas procedentes del Estado de México.

Los documentos descubiertos dan a conocer detalles de la historia de las piezas y los años en que fueron hechas.

Durante estos trabajos de restauración a cargo de junto con especialistas del realizados y realizados en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), participaron alumnos del cuarto semestre del Seminario Taller de Pintura Policromada.

Escultura de Jesús Crucificado

Elaborada en madera de pino ayacahuite, la escultura de Jesús Crucificado forma parte del retablo principal de una iglesia de Tenancingo.
Mide 1.70 m de alto por 1.40 m de ancho.
Las costillas y los dientes fueron hechos con hueso tallado, los ojos son de vidrio y las pestañas de fibra natural.

Una botella de vidrio con papeles en los que consta que fue hecha en 1776 y modificada en 1905 fue hallada en el interior de la cabeza.

Entre estos papeles se encontraba una impresión de la Virgen Dolorosa, una oración de y un texto.

Los documentos restaurados serán colocados nuevamente en la botella, y ésta dentro de la cabeza del Cristo, junto con un nuevo escrito en el que los integrantes del seminario taller refieren sobre la intervención realizada en la ENCRyM, en 2016.

Escultura de San Francisco

Procedente de la comunidad de Juchitepec, la escultura intervenida de San Francisco, data del primer cuarto del siglo XVII.

Mide 1.44 m de altura por 0.56 m de ancho.  fue hecha a partir de la mezcla de distintas manufacturas: el cuerpo es una talla en madera y la cabeza.

Fue elaborada a partir de la mezcla de distintas manufacturas: el cuerpo es una talla en madera y la cabeza presenta la técnica de escultura ligera.

Entre los pedazos de papeles y otros materiales como el papel amate y europeo, cuerdas, pasta de caña de maíz y madera de colorín, empleados para formar la cabeza del santo, se encontró una bula del Papa Paulo V que corresponde al primer cuarto del siglo XVII.

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