El Nican Mopohua: texto de las apariciones de la Virgen de Guadalupe

Obra del más insigne sabio indígena del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco: Don Antonio Valeriano, el “Nican Mopohua” es un texto en Nahuátl de 36 páginas que significa “Aquí se narra”. Escrito en el siglo XVI, es el registro documental más antiguo que se tiene de la historia del indio Juan Diego relatada *por él mismo a Don Valeriano.

El Nican Mopohua y el Nocan Motecpana:

El texto original del “Nican Mopohua” fue mandado a imprimir por vez primera en 1649 por el capellán del santuario, Luis Lasso de la Vega, en un pequeño libro titulado “Inin Huey Tlamahuizoltica” (“el gran acontecimiento”, “la maravilla), el cual incluía otro texto: el “Nican Motecpana“, de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl.

El texto del “Nican Motecpana”, que en Nahuátl significa “Aquí se pone en orden…”, narra incontables milagros”, describiendo concretamente 14 atribuidos a la intercesión de la Virgen de Guadalupe, además provee una rica información sobre Juan Diego Cuauhtlatoatzin, su esposa María Lucía y el tío de Juan Diego: Juan Bernardino.

*Según Luis Lasso de la Vega el “Nican Mopohua” es el relato que Antonio Valeriano escuchó del propio  Juan Diego.

“Nican Mopohua” son las dos palabras con las que inicia este relato, por lo cual, al estilo de las arias italianas, se le conoce popularmente con este título, siendo su apelativo original “Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl de México, ahí donde llaman Tepeyac”.

La historia que aquí se cuenta es de conocimiento popular:

El 9 de diciembre de 1531, diez años después de la caída de la capital Tenochca, Juan Diego Cuauhtlatoatzin presenció la primera aparición de la Virgen de Guadalupe en las primeras horas de la mañana, presagiada por el canto del ave tzinitzcan. En esta aparición, la virgen le encomendaba la construcción de su templo en ese mismo sitio, el Cerro del Tepeyac, encomienda que Juan Diego comunicó al obispo fray Juan de Zumárraga.

Al ser recibido con escepticismo, la virgen de Guadalupe pidió a Juan Diego que recogiera rosas rojas –que en ese tiempo y lugar era imposible que creciera– en su ayate, y que las llevara a la presencia del obispo como prueba del encuentro. Juan Diego tomó tantas como pudo e hizo lo encomendando, pero al revelar las rosas, para sorpresa de todos, en su manta se encontraba dibujada la imagen de la deidad.

La versión de los historiadores:

Existen muchas versiones sobre el surgimiento del culto a la Virgen de Guadalupe, algunas que comparten puntos en común pero sin llegar a una conclusión al respecto. Esto se debe principalmente a la falta de documentos probatorios de la época. Sin embargo, los sucesos alrededor del mito ayudan a los historiadores a crear diferentes escenarios.

El Cerro del tepeyac era originalmente el lugar de culto a la diosa azteca Coatlicue, la madre de todos los dioses, a la cual también solía denominársele Tonantzin. De esta manera, al edificarse el templo en honor a la figura católica, los indígenas continuaban acudiendo a este lugar a adorar a “Guadalupe Tonantzin“, atribuyendo a la imagen de Guadalupe poderes milagrosos.

Se dice que esta práctica obedecía al culto que se guardaba todavía a las deidades prehispánicas, asunto que por un lado ayudaba a la pronta evangelización, y que por otro era tomado como una actitud permisiva por parte de las autoridades eclesiásticas. El hecho de que a la la Virgen de Guadalupe se le llamara Tonantzin era una prueba del mestizaje entre las religiones europea y autóctona.

Durante el siglo XVII, existían diferentes vertientes como esta, y en un esfuerzo por normalizar la situación del catolicismo en América, se ordenó que se estudiaran los orígenes de las mismas, con el fin de abolir las que carecieran de fundamento y sustancia. Es así como se piensa que se ordenó la creación del Nican Mopohua para dar forma al culto guadalupano y evitar su extinción.

Sobre las bases históricas que tuvo el autor del Nican Mopohua para la creación del texto no existe información certera. La información que actualmente se puede encontrar al respecto se encuentra regularmente influenciada por el lugar en que se busque, y el punto de vista de quien la otorgue. Si bien, no es posible actualmente esclarecer como sucedieron las cosas, hay quienes afirman que el verdadero milagro de la Virgen de Guadalupe no fueron las apariciones, las rosas ni el ayate, sino el unir al pueblo mexicano en torno a la fe católica, y darles un sentido de identidad y pertenencia.

Canonización de Juan Diego:

El Beato Juan Diego Cuauhtlatoatzin fue canonizado el 31 de julio del 2002 durante una Solemne Ceremonia presidida por el Santo Padre Juan Pablo II en la Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.