AtractivoCatedral de la Virgen de la AsunciónOaxaca

La primera sede episcopal propiamente dicha se comenzó a construir en 1535, a instancias del Obispo de Santo Domingo, Don Sebastián Ramírez de Funleal, y se concluyó en 1544 en tiempos del obispo Juan López de Zárate. Era una basílica de tres naves, con muros y pilares de piedra, los cuales fueron elaborados cada uno de una pieza. Probablemente las columnas monolíticas de Mitla sirvieron de inspiración a los constructores de la catedral, puesto que ésta práctica había desaparecido hacía siglos en Europa. Su techumbre era de vigas de madera, y entre 1553 y 1581 fueron reparados daños causados por los temblores. Para entonces debe haber contado con las capillas laterales, donde el retablista Andrés de la Concha se ocupó entre 1574 y 1594, desgraciadamente no hay rastros de esas pinturas.
Al ocupar la sede episcopal, el Obispo Monterroso, propuso al cabildo que las naves se prolongasen dos entrejes hacia el fondo, y que las cubiertas se hiciesen de bóveda, lo que desató una encendida polémica. Las obras concluyeron alrededor de 1680. Pero los terremotos de 1694 y el de 1714, uno de los más serios registrados en Oaxaca, deterioraron gravemente el edificio. Después de varios años de reconstrucción, en la Navidad de 1730 se inauguró el templo, y la consagración por el Obispo Santiago y Calderón no ocurrió sino hasta 1733.
Pocas transformaciones hubo hasta la segunda mitad del siglo XIX. Pero en 1870, a raíz de nuevos temblores se inició un proceso de remodelación que cobró ímpetu a partir de 1887, cuando Monseñor Eulogio Gillow se hizo cargo de la sede episcopal, elevada en 1891 al rango de arzobispado.
Arquitectónicamente el principio de distribución de la Catedral de Oaxaca es el basilical de tres naves con capillas laterales. Su planta en forma de crucero se remonta a la arquitectura romana de mercados cubiertos y a los primeros templos cristianos. Sin embargo hay un margen de interpretación respecto al patrón mencionado, pues el crucero no se encuentra en el último tercio del eje longitudinal, quizás debido a la ampliación del templo en el siglo XVII, además de carecer de ábside. Otra peculiaridad es la sucesión de tres altares, coro y espacios para la feligresía, a lo largo de la nave principal: el altar del Perdón, que antecede al ingreso principal del templo se asocia con el carácter popular de los ritos en él celebrados. No sucede así con el severo coro y el amplio presbiterio donde se encuentra el Altar Mayor. La secuencia termina en el muro del fondo, donde estuvo el altar de los Reyes y ahora se encuentra la composición del Altar del Espíritu Santo.
La frecuencia de los sismos en la región explica la prudente altura de 16 metros de la nave principal, las secciones de dos metros de las pilastras compuestas de orden toscano y los espesores similares de muros y contrafuertes. Bóvedas vaídas cubren la nave mayor, los brazos del crucero y las naves laterales. En un nivel inferior, bóvedas de cañón cubren las capillas laterales, las cuales representan una ventaja constructiva: los muros que las dividen actúan como contra fuertes que soportan poderosos empujes laterales.
El aspecto de la portada principal, de proporciones cercanas al cuadrado, corresponde a un barroco rico. Recuadros sobre las puertas con relieves diversos, nichos con figuras de santos en los intercolumnios, columnas decoradas, plintos, arcos y franjas totalmente saturadas, contribuyen a incrementar el efecto de vibración visual que tiene esta portada.