ArquitecturaPalacio de GobiernoMonterrey
El cuatro de abril de 1895, se inició la construcción del actual Palacio de Gobierno de Nuevo León que se encuentra ubicado en la parte Norte de la Gran Plaza, entre las calles de Ignacio Zaragoza, Juan Zuazua y Cinco de Mayo, de la metropolitana ciudad de Monterrey. Fungía entonces como gobernador del estado el Gral. Bernardo Reyes, quien confiaba concluir las obras del grandioso edificio en cinco años; pero fueron precisos trece. El General Reyes proyectó una Casa de Gobierno majestuosa, digna de Nuevo León. Acorde con la época se trazó un soberbio edificio de estilo neoclásico, con el frontispicio orientado hacia el sur, formado por ocho imponentes columnas de orden corintio y dos peristilos (en los extremos oriente y poniente del edificio) con sendos grupos escultóricos compuestos por un niño que tiene sujeto a un león con un lazo formado con guirnaldas de flores; su altura es de 1.26 metros. Coronando el pórtico, en el centro, una estatua de la Victoria; tiene una altura de 2.80 metros, descansa sombre un mundo y el conjunto se apoya en un pequeño frontón, cuyo frente se encuentra ornamentado con el águila volteando hacia su derecha y las alas extendidas. Y todo el conjunto revestido de cantera rosa y gris perla traída de San Luis Potosí. El lugar seleccionado fue la parte norte de la Plaza de la Concordia o Plaza del Cinco de Mayo. Dicho proyecto de construcción estuvo a cargo del Ing. Franciso R. Beltrán, mismo que se hiciera cargo de otras obras importantes como: el Antiguo Casino de Monterrey, el Puente de la Calle Zaragoza y la casa del Gral. Bernardo Reyes. Era el año de 1895. Cinco más tarde, en 1900, los Poderes Ejecutivo y Legislativo de Nuevo León, abandonarían la antigua Casa de Gobierno ubicada en las calles del Comercio y del Teatro para instalarse en su nuevo recinto. Solemne centinela de la historia, el Palacio de Gobierno preside la vida de los nuevoleoneses desde la parte norte de la Gran Plaza. Construido entre las postrimerías del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, el imponente edificio reyista (que desde entonces alberga a los Poderes de la Entidad) constituye un símbolo histórico no solo por su sobria y valiosa arquitectura, sino porque durante la pasada centuria ha sido el escenario donde se ha desarollado la vida política del estado.