Alrededor de 1670, le fue otorgado un terreno a la Compañía de Jesús para que ahí se fundara el colegio de artes y oficios de San Cristóbal.

En la actualidad, ya no queda nada ni del colegio ni del convento y, lo que era antaño una iglesia está hoy en día usado como auditorio por la Facultad de Derecho.

Su singular fachada principal destaca el uso de plaquetas de argamasa sobre los cuerpos de los que fueron las torres. La portada lateral no tiene paralelo con ninguna obra del arte colonial centroamericano pues en su concepción mezcla anacrónicamente elementos que van del gótico tardío al renacimiento.

Varios de los retablos barrocos que contuvo pueden todavía admirarse tanto en la Catedral de San Cristóbal como en el Templo de San Agustín situado en la cercana población de Teopisca.