El acto que ejecutan estos personajes se conoce comúnmente como Danza de los Voladores pero en realidad es un ritual indígena que lleva por nombre el Juego del Volador.

Ritual de origen mesoamericano que se remonta al Período Preclásico Medio. Se le asocia con la fertilidad que se representa mediante maniobras acrobáticas y el descenso de los danzantes que simbolizan la caída de la lluvia.

El ritual da inicio a 30 metros de altura, donde el caporal que representa el centro toca un tambor y una flauta que marca la señal para que los danzantes (que simbolizando los cuatro puntos cardinales, norte, sur, este y oeste) salten al vacío, sujetados por la cintura, boca abajo y asegurados por las piernas. Comienzan siempre por el oriente, pues es ahí donde se origina la vida.

Giran 13 veces cada uno de ellos, que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52, número que simboliza el ciclo de 52 años del calendario indígena. Los misioneros que llegaron a América para evangelizar a la población trataron de extinguir este tipo de ceremonial, por lo cual la tradición se limita a zonas de la Sierra Norte de Puebla y el Totonaco Veracruzano, que es mayormente popular en la región de Papantla; por ello se les denomina "Voladores de Papantla" o Kos’niin que significa “Vuelo de los Muertos”.